sábado, 19 de mayo de 2007

Copa ULEB








El pasado 31 de octubre, el Real Madrid iniciaba su andadura en la ULEB Cup 2006-07. El partido inaugural, ante el Eiffel Towers holandés, se saldó con una inesperada derrota (84-77). De hecho, el Madrid perdió tres de sus cuatro primeros partidos en la ULEB (además de en Holanda, cayó en Belgrado y en Kazán), por lo que, aunque la clasificación nunca peligró (pasaban los cuatro primeros de un grupo de 6), sí lo hizo la primera plaza del Grupo D.
Pero los blancos se rehicieron con éxito. Amparados en el intocable feudo de Vistalegre, los chicos de Joan Plaza fueron remontando posiciones, poco a poco, partido a partido, hasta quedar en disposición de asaltar la primera plaza al calor de su público. En ese sentido, las victorias en Vistalegre ante Estrella Roja y Unics Kazán, superando en ambos casos el basket-average de los partidos de ida, resultaron claves para lograr el primer gran objetivo: pasar a octavos de final como primeros de grupo, lo que aseguraba ventaja de campo en los cruces.
IMPARABLE EN LOS CRUCESAsí las cosas, clasificado como primero del grupo D, el Real Madrid afrontaba los cruces con la ventaja (que luego se demostró decisiva) de jugar los partidos de vuelta en casa. No hizo excesiva falta en los dos primeros, pero en el tercero se reveló como un factor fundamental.
En octavos de final, esperaba el líder de la Bundesliga, el Alba Berlín. El Max Schmelling Halle acogía el partido de ida, recibido por los aficionados berlineses como una fiesta. No en vano, era el equipo más laureado de Europa su vistante. Pero el Madrid no dio opción. El 30 de enero, a nueve días de su participación en la Copa del Rey, el Madrid conquistaba la capital alemana por 65-74. Sólo quedaba rematar la faena en Madrid, y así lo hicieron los blancos, pese al palo moral de la derrota en la final de Málaga. 73-57 en Madrid y a pensar en el próximo rival, el Estrella Roja.
Un viejo conocido, porque, como decíamos, madrileños y belgradenses ya se vieron las caras en la primera fase. Y el recuerdo no era bueno. Porque, en la Sala Pionir, encajó el Madrid su derrota más contundente del curso: 100-81, en un partido en el que hubo mucho más que factores deportivos. Con ese recuerdo flotando en el ambiente, el Madrid volvió a Belgrado el 27 de febrero. Pero esta vez la historia fue muy distinta: los blancos, con un juego espectacular, silenciaron el Pionir, imponiéndose al final por 72-83. Otra vez, como ante el Alba, el partido de Madrid se limitaba a un mero expediente, que el Madrid cumplimentó, no sin problemas (79-78). Pero el objetivo estaba conseguido: a semifinales.
... Donde esperaba otro antiguo enemigo, el Unics Kazán de Saulius Stombergas y los hermanos Lavrinovic (Ksistof y Darijus), otro equipo, como el Estrella Roja, con el que los blancos coincidieron en la primera fase. Y con el que también había una deuda pendiente: la derrota en la prórroga por 100-94, aunque en su momento, en la liguilla, ya se viera compensada por un rotundo triunfo en Madrid (77-61).
De nuevo había que volver a Kazán, en el corazón de la estepa rusa. De nuevo un viaje que, por distintos problemas, se alargó hasta las quince horas de duración, con todo lo que ello conlleva. En esas condiciones, el Madrid se midió a un rival (que compite de igual a igual en Rusia con el poderoso CSKA de Moscú, vigente campeón de Europa) temible, imbatido en su cancha. Pero el Madrid salió vivo. Literalmente. Porque, en el último cuarto, los de Joan Plaza llegaron a perder de 20. La reacción, liderada por Charles Smith y Felipe Reyes, dejó la brecha en siete (que pudieron ser cinco). Pero, de nuevo, tocaba juramentarse para la remontada en Vistalegre.
Que no falló. En un ambiente eléctrico, liderado por un Felipe Reyes descomunal, el Madrid no sólo logró los ocho puntos de renta que necesitaba, sino que se fue hasta los 21 (84-63). El Madrid no sólo había conseguido el pase a la gran final del 10 de abril en el Spiroudome de Charleroi, sino que, y quizá más imporante, había recuperado las buenas sensaciones que había emanado durante buena parte de la temporada, un tanto ensombrecidas tras la derrota en la final de Copa.
CAMPEÓNGloria blanca. El Real Madrid conquistó diez años después un título europeo, en este caso la Copa ULEB, tras deshacerse del Lietuvos Rytas en una apasionante final disputada en el Spiroudome de Charleroi. Tras una primera parte de lo más igualada, el Real Madrid reaccionó e hizo valer sus mejores armas para superar a su rival. Primer título para el Real Madrid de Joan Plaza, o mejor dicho para todo un EQUIPO (jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición).

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